On 17 sept 2011 7 comentarios

Los sucesos, contados desde la particular perspectiva del narrador, más o menos se dieron de la siguiente manera:

El Primo y el Jota llegaron a las siete a la hueca Holdem. En la tele, Novak Djokovic le espetaba a Nadal una cruda verdad: Naciste para ser el segundo!!!. En el sillón, el Flako y el Robert, cagados del hambre, no perdían detalle de la final del U.S. Open. – Un pollito ha de ser!! –apuntó el Flako y los recién llegados, como conectados a través de un WiFi cerebral, pensaron al mismo tiempo que el Flako de pronto se había vuelto generoso.


Veinte minutos después llegó el pollito y los presentes comieron con ganas, aunque también con prisa: el riesgo de ser sorprendidos por algún remón era alta. Al terminar, se levantaron rápidamente los platos y, rápidamente también, el Flako pasó a cobrar a los comensales el costo de lo consumido.

Un poco antes de las ocho empezaron a llegar los Holdem. El Frank no perdió oportunidad de apostarle un dólar al Robert en un “mete gol gana” de Play 3 y el Robert, claro, volvió a ganar.

Un grupo reducido pero poderoso inició la décima primera partida del Clausura 2011 en una única mesa: Jota como dealer inicial, Luchito en la baja, Frank en la alta y a continuación: Robert, Primo, Flako, Gordito, Junior y Blofia.

El escaso pozo hizo que los jugadores dispararan sus mejores balas con total agresividad. Pronto las recompras empezaron a sucederse y el Luchito fue presa fácil de los demás shooters: tras su segunda pérdida total de fichas me aprestaba a darle un tercer importe de dinero en plástico, pero algo me hizo dudar, algo en su expresión resignada y abatida, y entonces hice la pregunta que nunca se debe hacer: Más fichas, Luchito? El Luchito me miró indignado, casi furioso, y pronunció una de las frases que quedará para la posteridad: No, vieras!!! Su reacción causó un revuelo de risas y comentarios, pero, mirada con la perspectiva que dan los días, esa reacción ahora resulta obvia: Un guerrero juega hasta el final. Aquí no hay cabida para las medias tintas.

De todas formas el Luchito fue el primer eliminado de la noche.

En seguida el Primo y el Junior siguieron ese camino después de una noche en la que sus habilidades y la buena fortuna no terminaron de encontrarse. Mi noche, en cambió, fue de lo más lineal: sin perder muchas fichas, sin ganar demasiadas. Trataba de administrar mis balas en espera de una buena oportunidad, y esa oportunidad se presentó en forma de doble “K”. El Gordito subió la apuesta inicial y sin pensarlo puse todas mis fichas en el ruedo. El Killer no hizo instant call pero tampoco dudó en pagar con su doble “10”. El flop no trajo nada interesenta, el giro no fue inesperado, pero el fuckin río siempre trae piedras: un tercer “10”. Gracias por participar.

Pronto el Blofia comenzó a labrar una noche exitosa. Con KQ en mano dio un golpe contundente al Flako que, con K10, vio su pozo decrecer en un 90%. El Frank le daría el tiro de gracia un par de rondas más tarde. El Flako se llevó la burbuja.

Frank se vistió nuevamente de verdugo y sin remordimientos sacó de la mesa al Gordito, a quién, de pronto, la suerte le abandonó de manera permanente. El Gordito tuvo que conformarse con un premio tan pobre que apenas le alcanzó para los hot-dogs de la Río Coca.

En igualdad de condiciones llegaron al podio Robert, Blofia y Frank. A primera vista se podía pensar que el ex campeón Robert la tenía más complicada, sobre todo por la micro sociedad que formaron los otros finalistas, pero ya hemos notado que al Frank no le van bien esas micro sociedades ni siquiera en el Play 3, así que se despidió en un honroso tercer puesto dejando a la legión amarilla en el mano a mano final.

Preguntas sueltas con una casi única respuesta:

Primo: Flaco, me vas a cobrar por la presa de pollo que me comí?
Flako: No, vieras!!
Robert: Frank, no te cansas de perder en el Play?
Frank: No, vieras!!
Junior: Oye Jota, feo marchar con par Ks?
Jota: No, vieras!!
Gordito: Blofia, ganaste?
Blofia: Claro pues, chucha!!